10 marzo 2009

Amarás a tu oficina sobre todas las cosas


La señorita T presenta ante todos sus lectores (que cada día son más según nuestras encuestas de mercado (que son las mismas que aseguraron que Cuauhtémoc Cárdenas iba a ganar las elecciones contra sus múltiples adversarios) que son completamente confiables) el número temático sobre las Oficinas. Tema no muy apreciado por la comunidad artística internacional, es más, hasta podría decirse que representa una especie de símbolo antitético de la libertad tan necesaria para los Artistas ¡cómo chingado que no!, pero bueno. El comité editorial (0sea el Óscar y su servidor) nos pusimos en nuestro plan para sacar a flote este número. Y pues aunque se enojen los románticos, las oficinas son como dijera Mario Calderón ¡Un simbolazo! para muchos. Creo que muchos de los que están leyendo esta editorial han pasado gran parte de su vida en un oficina; y por oficina podemos entender desde el pasillo cochambroso (sobre todo gris) que la hace de recibidor de abogado trinquetero, hasta el archivista del Seguro Social, ISSSTE, y ni hablemos de los ministerios públicos, esos espacios que en verdad ya deben de estar protegidos por el INAH por conservar verdaderas joyas de la arqueología nacional (no entro en detalles); bueno, pero tampoco piensen que todo está Agutierrado (tómese como JODIDO en el argot de las oficinas). También tenemos espacios de niveles muy altos de los que uno de plano no quisiera salir nunca. Yo he conocido un par de oficinas de funcionarios (sobre todo) que en verdad se lucen por su buen gusto (eeehhhh: dejémoslo en confort), pieles por aquí, pieles por allá, libreros con las más finas maderas, Quijotes (sin haber abierto el libro), retratos suntuosos de Venustiano Carranza, todo tipo de héroes nacionales; otros hasta con Cuauhtémoc, pero no piensen que me refiero a nuestra última muestra de la raza de bronce, sino a Blanco. Sí, aunque ustedes no lo crean, un funcionario amigo mío tiene en su oficina como si fuera un nicho al crack del deporte futbolístico. Los más modernos prefieren el minimalismo, la tendencia de moda, otros el mexicanismo al estilo de Frida Khalo, y los más extraños hasta exóticos me salen: biombos orientales, máscaras egipcias. Los demás caché hasta se han dado el lujo de instalar pequeños campos de golf, pantallas para ver las noticias de distintas partes del mundo. Sin duda la oficina es una extensión de nuestros hogares y en él proyectamos todo lo que somos: el desmadre o el orden total; pero también han sido un ¡simbolazo! de poder. Me imagino que los presidentes siempre andarán muy atentos a los cambios que sus colegas tienen en sus oficinas para que de inmediato se comuniquen con sus decoradores y ¡manos a la obra! Tampoco debemos de olvidar que la oficina puede convertirse en un espacio altamente erotizado, ¿quién no ha soñado tener un buen encontrón dentro de una oficina? Una amiga muy querida me confesó en alguna ocasión que su máxima fantasía sexual era ( o es) seducir a un gerente de un banco, meterlo a una bóveda de seguridad y hacerlo ahí mientras la cámara de seguridad lo graba todo ¿riesgo? Normal, normal, así es como deben de ser las verdaderas fantasías. Así es la cosa. Lo curioso es que las oficinas han sido espacios en donde han nacido muchos sueños, pero al paso del tiempo se han convertido en verdaderas pesadillas, en verdaderas oficinas. Y bueno, muchos han nacido dentro de las oficinas, otros procrean dentro de las oficinas, otros se suicidan dentro de las oficinas, lo demás mueren dentro de las oficinas y unos cuantos trabajan dentro de las oficinas. En este negocio al parecer hay de todo, pero definitivamente si a mí me preguntaran cómo imagino la oficina de mis sueños, no recurriría a ninguna de las que he mencionado en este breve artículo, es más hasta le haría el feo a las de Google, simplemente pediría un espacio que parezca todo excepto oficina. Ni hablar.

1 comentario:

beno dijo...

completamente de acuerdo!! yo conozco las oficinas del SAT (porque aquí hago mi servicio) y nooo mames, no hay lugar más espantoso que convivir con esos abogados y contadores, tan horrible que a veces, cuando me dejan solo, me pongo a ver blogs chafas... o buenos, como este... ñ_ñ