Como lo indica el Manual Ultracostumbrista de malas Costumbres (antes llamado "Pa´mal vivir"), tuve que hacer una vuelta de reconocimiento a la vieja tradición del baile de Guajolote. ¡Así como lo oyes! Y se logró gracias al cumpleaños del sobrino del Churromán. A nadie se lo he contado, pero ya que estamos en confianza se los digo. Mientras el Churro se paseaba por todos lados con el guajolote, intentando poner orden para que iniciara el rito, mi bróder me dejó encargado al bicho. Ya había tenido algunos en mis manos, bueno, de hecho solo en una ocasión y también fue en Cholula cuando se casó mi otro amigo Óscar Alarcón. Bueno, para no hacerla más de tox, el punto es que el desgraciado guajolote estuvo a punto de cagarse en mi saco blando (estilo miami). Afortundamente mi octavo sentido (que sólo funciona con animales Ultracostumbristas) me dijo: ¡Ponlo en el piso porque seguro te caga! Yo no me había dado cuenta de nada, pero el tío del Churro de inmediato gritó: ¡Ora, limpia esa cagada de guajolote! No puede estar así la pista de baile.
Bueno, ya he tomado las precauciones correspondientes para que el próximo sábado no nos pase lo que nos pasó en Chihuahua.
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