18 noviembre 2008

El frágil latido del corazón de un hombre (Eusebio Ruvalcaba)


Las encías me sangran.

Tengo dos meses con una basura en el ojo.

El brazo derecho me duele constantemente

a partir de una caída en la calle.

La diabetes me nubla la vista.

Pero todo se me olvida mientras bebo mi ron.

Y me pregunto cuántos de los que estamos aquí,

hoy, esta noche,concentrados en nuestro trago,

platicando con los amigoso sencillamente leyendo el periódico

cuántos no estarán colapsados por dentro.

Cuántos no sufrirán cálculos en la vesícula o los riñones.

Tendrán artritis, las muelas hechas pedazos,

el hígado inflamado al dobleo un dolor punzante en la boca del estómago.

Me pregunto eso.Y levanto el vaso.Yo solo, aquí, en mi mesa.

Y brindo por la salud de todos los que están aquí.

Pues por más enfermos que estén, los que están enfermos,

los que de verdad sus vísceras se encuentrena punto de estallar,

finalmente pueden llevarse el vaso a la boca y beber.

Hoy, ahora. Mañana no importa.

Que Dios los guarde

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