07 octubre 2008

La Ultra-crónica del Mercado de letras



No hay plazo que no se cumpla… Por fin llegó el día en que “Mercado de letras” –programa de fomento a la lectura impulsado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla- vio la luz y lo hizo en el mercado Emiliano Zapata. El sol matutino quemaba un poco más de lo normal, así que se antojaba un agua fresca de esas que deslumbran por sus coloridos y que están atrapadas en grandes vilotroleros. Y también hacía hambre y tal vez algo de nervio. A las once de la mañana principió todo, instalamos nuestro puesto: guacales, listos; equipo de garganta, listo; mandil, listo; poemas, listos; libros, listos. –“güera, güera, acérquese, si usted ya no sabe que hacer para entretener a su hijo, no le pegue, no lo mate, venga para´ca, pásele que le traigo la solución, nada más detrás de la raya que me borra el caliche…” gritaba yo a toda garganta recorriendo los pasillos del mercado, entre las verduras y la frutas animaba a la gente para que se acercara a nuestro puesto ubicado en la entrada principal del mercado, donde Pablo y Miguel Ángel realizaban concursos con el pajarito de amor, regalaban postales canjeables pos libros gratis y de paso hacían ver a la gente que leer no es cosa del diablo o aburrida, sino todo lo contrario. En esas andábamos cuando empezamos con un concurso de lectura de poemas. Sí, declamación de poemas en un mercado. La gente se arremolino expectante, con cierto morbo. De repente tres concursantes vitoreadas por la multitud y haciendo uso de lo más profundo de su voz acaparaban de improvisto la atención de todo la gente que pasa por ahí, con sus bolsas de mandado o con sus diablitos repletos de cajas de jitomates o cebollas y se acercaban para ser parte de tan digno evento. Lo más interesante sucedió cuando entre los pasillos de las carnicerías y pollo fresco, unos locatarios de Súper Carnes Leo se aventuraron a concursar dentro de su negocio. Todo perfecto Don Carnicero leía con gran sentimiento y sus empleados le hacían segunda dedicando poemas a su ex amores, cuando de la nada un señor como de 50 años irrumpió el concurso y pidió la atención del respetable. No, no se espanten, no vino a callarnos ni con los tiras ni nada por el estilo. Vino a declamar una poesía. Si, un espontaneo se aventó entre la otra multitud que se hacía presente entre los carniceros y recitó cual niño héroe sabido que va a ganar y no hubo quien lo parara. Ese detalle enriqueció todo lo que llevábamos y una vez más nos dimos cuenta que la gente siempre tiene ánimos de participar con la cultura pues pertenece a ella. Así iba nuestro peregrinar por los pasillos que tampoco faltaba el galán que piropeaba a nuestras bellas asistentes, dignas todas ellas de un clavel y su respectiva dedicatoria de poesía.
Pudimos ver, disfrutar y agradecer el ánimo de la gente que ya iba con su mandado y sus postales y con su marido y con sus hijos, a los locatarios del mercado que nunca nos pusieron más trabas que las de la pena de leer en voz alta para el mercado y para la transmisión en vivo y en directo que teníamos para todos los mercados de la ciudad amenazándoles con llegar en semas próximas. Así que estén pendientes.


Churromán