24 octubre 2008

El olfato, la suerte y las historias sobre perros


Imaginen queridos lectores a un hombre a media noche peleando con su esposa. Razones no faltarán, en la vida marital se dialoga con proyectiles de todo tipo. Y bueno, los fritos las lágrimas, los reclamos son contemplados, si no hay hijos, por el perro. Si el animal es de ella funge el papel como de suegra, yo no sé qué es lo que tienen estos animales pero a través de sus ojos se muestra un rasgo de conciencia. Entonces, si no te suelta un ladrido al momento de tu ataque, menea la cabeza como si lo hubieras decepcionado.
Algo así, siempre sucede. Los perros son testigos de muchos de nuestros padecimientos físicos, y psicológicos. Todo esto se me ocurrió ayer por la noche, algo parecido a lo narrado estaba pasando. Así que en el momento de emprender la huída me encontré con un libro medio decolorado, una antología que compré en el año de 1998 que lleva por nombre “Las mejores historias sobre perros”, compilada y prologada por Peral Durres. Y la propia antología, de cómo llegué a ella, también tiene su historia. Resulta que para todo buen inversionista, para todo buen político, y sobre todo para todo buen librero el olfato es lo primordial.
Por esos días me encontré a mi amigo Mario Viveros que me pasó el tip de ir a darme una vuelta al Vips, donde había la oferta del año, ¡Imagínense! Libros de la editorial Ciruela en 20 pesos, sí, así como lo oye, de 145 a 20. No había mucho de dónde escoger, pero entre todo, ahí estaba la antología de los perros. Sin embargo, les tengo que confesar que hasta ayer en la noche lo abrí. Sí, once años después.
Increíble el destino que puede tener un libro.
En su prólogo Durres nos dice: “El perro es, eso creo, uno de los animales que el hombre ha domesticado con mayor éxito. En realidad hemos superado a la propia naturaleza, ya que mediante nuestra manipulación hemos creado más razas de perros que las que se pueden encontrar en aquélla”
¿En qué se hemos convertido a los perros? En nuestra salvación de soledades, en objetos para humanizar, en testigos de nuestra decadencia, y en el mejor de los casos, temas literarios.
Sin duda, uno de los mejores cuentos que se incluyen en esta antología es El oráculo del perro de Chesterton. Ya se imaginarán la historia, repleta de juegos de inteligencia, misterio, humor y distractores, pero además podemos encontrar Dandy, la historia de un perro, de W. H. Hudson, El final de Virginia Wolf.
Ya saben queridos lectores, no confíen mucho en esos animales, son muy fijados y además se les pegan muchas cosas de los dueños, casi siempre malas mañas. Mejor lean la antología de Durrell, conozcan la especia y ya después decidan.

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