22 octubre 2010

O de la B en Puebla


No sé exactamente cuándo fue la primera vez que me vi con un libro de Óscar de la Borbolla, pero me acuerdo muy bien que tuve que robarlo a un amigo que a su vez se lo había robado a una chica con el suficiente dinero para comprar libros y prestarlos tipejos como mi amigo o como yo.


Están de acuerdo que no hay mejor acercamiento para un libro de Óscar de la Borbolla, no podría ser de de otra forma. Forma de adquirirlo también es fondo. No sé qué opinen estimados radioescuchas, pero de los libros que más cariño se le tiene, sin duda, son los provienen de la uña.

Sé de muchos amigos que hasta formaron el Frente Único de Liberación de Libros, y uno de sus miembros más activos es un locutor que tengo aquí a mi lado.

Y bueno, ese libro que tomé prestado desde hace quince años fue Todo está permitido, novela que fue publicada por Planeta. A partir de ahí me di cuenta de todo el relajo que se podía echar en una novela. No hace falta decir que fue uno de los empujones claves para que su servidor tomara la pluma de ganzo y se pusiera a escribir.

La lectura de ese texto fue una experiencia tremenda e imborrable. Después siguió Las vocales malditas, Ciencia Imaginaria, Nada es para tanto, El amor es de clase, que lo leí en una hamaca con cigarros alitas, La vida de un muerto, El manual de creación literaria que junto con el de Guillermo Samperio son de lo mejor que se ha hecho. Gracias a la revista Una theta, hoy ya fallecida, resucitada y rematada, se pudo crear una amistad con Óscar. De hecho, él fue el padrino de nuestro proyecto de diálogos con escritores en la Prepa Zapata y que ha dado unos resultados increíbles.

Después de un buen rato de ausencia Óscar llega de nuevo a la Universidad Autónoma de Puebla y nos trae su nuevo libro de cuentos titulado: La libertad de ser distintos, por cierto, aunque casi nuevo, prácticamente agotado.

Para los que no conocen a Óscar, presento sus cartas credenciales:

No escribo para ganarme la vida, sino para que mi vida tenga sentido… No pertenezco a ninguna generación y menos a algún grupo. Odio las mafias, los equipos de alpinismo literario, las sectas que veneran un gurú; y además, creo escribir unas cosas raras que resultan inclasificables. Ni siquiera me parezco a mí mismo”.




No hay comentarios: