Aún no sale a la luz la más reciente novela de Ricardo Cartas y ya comienza a provocar. Ayer por la noche en el café Rentoy de la ciudad de Puebla se encontraron Fernando Morales, Tirso Castañeda y Ricardo Cartas para intercambiar algunos chismes sobre la farandulita creadora. Salió al tema la novela de Cartas quien de inmediato les recordó que era un texto dedicado al Arturo Meza; Tirso no supo decir nada acerca del músico y Fernando guardó silencio, sí lo conocía por el disco homenaje a Borges, pero tampoco es conocedor del tema. Sin embargo Cartas les explicó que la calidad de la música era lo de menos, lo importante fue en la époco en que Cartas conoció a Meza, dice el escritor que en la adolescencia, cuando la todo duele Meza fue la única luz que lo hacía sentir vivo. Lo interesante es que hace unos diez años, quizá un poco más, Meza no tenía más que unos cuantos fans, pero hoy el escenario es completamente distinto. Basta meterse en la red para ver la cantidad de sitios dedicados al músico. Sus conciertos si no son multitudinarios sí se llenan, y todo el mundo canta las rolas. Eso es increíble, y Meza lo sabe. Ricardo Cartas les contó que la última vez que lo vio Meza cantó cerca de cuatro horas sin parar; el público fue el que se cansó. Para Ricardo Cartas Arturo Meza es la representación del artista, independiente, fuera de todos los vicios superficiales que contaminan las sensibilidades humanas. ¿Por qué le dedicó la novela? Porque precisamente la novela se ubica en aquellos tiempos cuando todo dolía y la ciudad comenzaba a tomar un significado especial en la vida de Ricardo Cartas, es más, hasta en la propia novela Arturo Meza se echa un palomazo en el bar de los protagonistas.
-¿Y él ya sabe?
-No, para nada.
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